martes, 3 de julio de 2012

EL CALLEJÓN DE LA MUERTE


EL CALLEJÓN DE LA MUERTE



“Dicen que cuando se escucha el canto de las aves negras un niño muere”… Cuenta la leyenda que un día del mes de octubre la ciudad de Piedras Negras era victima de fuertes vientos y tormentas por la noche. La gente no sabía a dónde correr o qué hacer. Lo único que recuerdo, son aquellas palabras de mi madre que nos dijo a mi hermano Óscar y a mí que no saliéramos a jugar.


En ese entonces vivíamos al lado del callejón de los Insurgentes en la calle Monterrey. Era tenebroso, en las horas de oscuridad se creía que ahí se aparecía algo o alguien (si hubiera sabido lo que era, nunca me hubiera gustado salir a investigar). Papá huyó de nuestra casa cuando mi hermano y yo éramos muy pequeños, por lo que mi madre tenía la necesidad de trabajar, aún en las noches. Cuando salió rumbo hacia su trabajo Óscar me propuso salir a jugar, en pocas palabras desobedecer a las palabras de mamá. Acepté.


Íbamos saliendo de la casa cuando la luz repentinamente se fue, el aire había derrumbado un poste en la calle, pero eso no nos importó. Al abrir la puerta nos quedamos helados, el canto de unas aves negras se escuchaba en el callejón… Decididos salimos a buscarlas y descubrir de una vez por todas qué clase de pájaros eran…



Cuando caminamos por el callejón sentimos un frio terrible que corrió por nuestra espalda… Óscar iba adelante, pero se detuvo por unos segundos.


Cuando volteó, su cara reflejaba una mueca de pánico, y con una gran ansiedad grité: -¡Cuidado! ¡Cuidado! Se quedó helado. En mi oído sentí la respiración de una persona que encajaba un cuchillo en mi nuca… Claramente vi como mi hermano flotaba y se golpeaba contra la pared… El aire era cada vez más fuerte, el olor a sangre se podía percibir en aquel callejón…



Desperté. El cuarto en que me encontraba se parecía más a uno del que la gente llama manicomio. Mamá llegó a verme. Con las manos en el rostro me dijo: “Felipe, tu hermano está muerto…”



Desde ese día, cuenta la leyenda que cuando las aves negras cantan en el callejón de Insurgentes, un niño muere.





Por. David Eduardo Corral Garibaldi.